“¿Ha sido alguna zona en la historia – con la excepción tal vez del foro de Roma- más rica en historia arquitectónica que el Forum des Halles y su vecindad inmediata, incluyendo Beaubourg? “
Rem Koolhas, The terrifying Beauty of the Twentieth Century, 1985
Les Halles, en permanente búsqueda de una forma definitiva
Les Halles, en el centro histórico de París, es uno de esos espacios en permanente búsqueda de su forma definitiva a lo largo de la historia urbana moderna y contemporánea. Marcado desde hace siglos por su histórico rol de mercado de abastecimiento, su céntrica posición en una capital sobredemanda lo condenó a resolver en una superficie acotada decenas de roles superpuestos que, evidentemente, entraban en conflicto los unos con los otros. Por un lado, estos usos tradicionales, los que decían relación con el rol del mercado que estas “halles” albergaban, suponían no pocos efectos molestos y complejos de olores, abastecimiento, saturación, basura, etc. Sin embargo, y a pesar de lo dicho, este mercado (que llegó a tener 10 hectáreas) contribuía de forma significativa a la animación de la ciudad entera, y era parte medular de la identidad del sector.
Durante el siglo XX, quizás la propuesta más conocida de transformación de este sector sea la del Plan Voisin. Con él, Le Corbusier decide ensayar su visión de ciudad aplicando para ello una Tabula Rasa extrema, y transforma el compacto centro histórico de París, en el que se incluía el mercado, en escenario de súper manzanas y “rascacielos cartesianos”.
El mercado como un obstáculo para el desarrollo de París
Para la segunda mitad del siglo XX, el mercado de Les Halles se ha transformado en un obstáculo para la modernización de la ciudad, y se decide su relocalización en una zona periférica, junto con la demolición de los pabellones metálicos que lo contenían. Una de las consecuencias más relevantes del despeje de ellos fue la transformación del sector en un nodo de transportes en el que se cruzan hoy RER (ferrocarril expreso metropolitano), metro, buses y vías subterráneas. A partir de 1975 la zona se desarrolla además como un enclave comercial (el Forum des Halles) que se beneficiará del enorme flujo que su rol de intercambio modal aporta (se calculan 800.000 viajeros diarios). Junto a esto, una importante porción del espacio liberado en superficie terminará por transformarse en un área verde.
La historia del urbanismo del siglo XX a través de un proyecto
La revisión de las imágenes de las propuestas para consolidar este sector desde principios de los 60 a fines de los 70 merece un capítulo aparte. Megaestructuras,; gigantescas losas repetidas que aumentan la superficie multiplicando el suelo; fantasías pintoresquistas como la de Grover Moore, a la manera de una aldea lacustre; imágenes futuristas kafkianas como la de Jean Pattou; la discusión entera sobre el deber ser de la ciudad del momento se resume en ellas.
Desde mediados de los 70 en adelante, queda claro que el verdadero destino de Les Halles se define por una palabra clave: centralidad. La estructura de los desplazamientos de la metrópolis, en los que una serie de líneas convergen en el centro de gravedad que representa Les Halles, determina un flujo, un tipo de usuario (donde se encuentran turistas, habitantes del caso histórico y visitantes de las periferias), y unas dinámicas (en este sector se encuentran los m2 comerciales más rentables del país), que resultan inevitables en su conformación y destino.
Sin embargo, esta misma sobrecarga hace que las obras construidas (estación subterránea, parque en superficie, centro comercial) se degraden rápido y evidencien una obsolescencia acelerada.
Una nueva convocatoria y la propuesta de Seura
A principios de la década del 2000, París lanza un nuevo llamado a cuatro oficinas (Seura, OMA-Rem Koolhaas, MVRDV-Winy Maas, AJN-Jean Nouvel) para la redefinición del sector, a la espera de una solución que asuma los nuevos roles. El concurso es ampliamente difundido y cada proyecto, largamente analizado. La propuesta seleccionada, la de Seura, sugiere un vasto y continuo espacio abierto con un área comercial en el subsuelo, cubierta por un transparente sombreadero de escala significativa. Todos los hitos del entorno quedan potenciados por esta nueva apertura, vinculándose unos con otros. Asimismo, esta operación conecta el universo subterráneo con el aire libre.
David Mangin, Grand Prix de l’Urbanisme 2008 y arquitecto de SEURA , visualiza un objetivo a una escala mayor: “del Louvre a la Plaza des Vosges, de los Grandes Boulevares al Sena, del espacio de intercambios del RER al más grande jardín posible... Les Halles, en el encadenamiento de los grandes espacios públicos parisinos y metropolitanos”.
Para la definición de los espacios en superficie, se lanza más tarde un nuevo concurso, cuyos ganadores, Patrick Berger y Jacques Anziutti , proponen una gran estructura curva y vidriada (“la Canopée”) que, a la manera de un organismo ondulante y sin apoyos intermedios, salva una enorme luz, cubre la plaza hundida del sector comercial, y enmarca las vistas principales.
Visitando las obras
Acompañados del propio David Mangin, durante Octubre del 2014 tuvimos ocasión de visitar los trabajos, ya suficientemente adelantados para entender con claridad el efecto que tendrán en su entorno.
Recorriendo su perímetro exterior, aún cercado por los cierres de seguridad, resulta difícil comprender tanto la envergadura como el grado de apertura espacial que el proyecto genera, y que se revelan en su verdadera dimensión al interior. Una vez dentro, un par de observaciones se vuelven evidentes.
La primera es que el efecto de “marco” que la gran cubierta sin apoyos genera vuelve presentes a los edificios históricos de la Bolsa y la Iglesia St. Eustache de una forma que ninguna de las situaciones anteriores hizo posible. Tanto porque el manto de esta “canopée” los resalta, como incluso porque el color de la estructura es casi el mismo de la piedra de estos edificios patrimoniales, ellos se vuelven parte activa de la composición.
La segunda constatación es que con esta obra tiende a disolverse el límite horizontal insalvable entre subsuelo y suelo. A partir de ella, ambos se relacionan fluidamente.
La tercera, que el diseño de los jardines y su continuación bajo la cubierta potencian una fuerte conexión en sentido oriente-poniente, alargando espacialmente el área de influencia de Les Halles hasta el Pompidou.
Así, y luego de esta visita, parece evidente que esta solución, más que resolver los conflictos de las propuestas pasadas, tiene sobretodo como efecto el permitir la comprensión de este complejo nodo desde dimensiones que hasta ahora no resultaban posibles, por un lado haciendo visible la complejidad, y al mismo tiempo entregando claves para su lectura fluida.
* Ricardo Abuauad es arquitecto, master en gestión urbana ENPC- UTC, París, Francia. Es director de la escuela de arquitectura de la Universidad Diego Portales en Chile y profesor de la escuela de arquitectura de la PUC. Sus proyectos de arquitectura y de urbanismo han sido publicados en varias revistas internacionales, y seleccionados para la Bienal de Chile, iberoamericana y de paisaje de Barcelona. Ha sido invitado a dictar clases en conferencias en universidades de Europa y América.